martes, 10 de marzo de 2009

Entrevista cuaresmal: Agustín Ortega, sacerdote

Nombre: Agustín Ortega Ortés.
Edad: 36 años.
Profesión: Sacerdote.
Párroco de Nª Sª de Guadajoz y Vicario Parroquial de San Pedro.
1. ¿Ha existido una época que podamos denominar como “boom cofrade”?
Sí creo que existió una época que supuso un "boom cofrade", hace ya algunos años, los entendidos podrían especificar aún más concretamente qué época fue. Es perfectamente constatable que desde hace algunas décadas las hermandades vieron aumentar considerablemente el número de hermanos, aunque todo esto pienso que es bastante matizable, pues no se dió el mismo fenómeno en todas ni lo hizo por igual. También hay que distinguir entre las hermandes de Sevilla-ciudad y las de la provincia.
2. ¿Nuestras hermandades viven con los tiempos o están anticuadas?
Hay aspectos en que las Hermandades siguen aún muy ancladas en la tradición, por ejemplo en el culto. Se percibe en sus liturgias un sabor previo al Concilio Vaticano II y su reforma litúrgica, el uso de la polifonía como acompañamiento musical, los textos de ciertos ejercicios de triduo o quinarios, e incluso novenas, la presencia de esa pléyade de turiferarios, acólitos y demás ayudantes del altar, e, incluso, y esto tan solo en algunas hermandades, el gusto por determinado estilo de predicadores, es buen ejemplo de este apego a una tradición algo inmovilista. Pero también se ha de reconocer que hay también aspectos en ciertas hermandades en que se están intentando poner al día. Ejemplo de ello son la incorporación de la mujer como hermana de pleno derecho, la mayor colaboración con las parroquias y actividades pastorales de las mismas, las convivencias y actividades con los jóvenes a su propio estilo, la conciencia de corresponsabilidad eclesial con la colaboración en el fondo común diocesano. Estas y otras muchas son actividades que permiten visslumbrar una cierta esperanza en el ámbito cofrade.
3. ¿Qué piensa que abundan más, las hermandades preocupadas por su puesta a punto o las que buscan cumplir con sus reglas?
Pues me gustaría que abundaran las dos, ya que es tan importante la puesta a punto como el cumplimiento de las reglas. Lo importante es saber compaginar ambos aspectos. Es necesaria una puesta al día, pero sin que ello suponga una ruptura total con lo que ha sido la trayectoria de la propia hermandad. Unas reglas acordes con la normativa diocesana y con la realidad social y eclesial actual y el fiel cumplimiento de dichas normas, sin caer en la esclavitud de la letra, haría de las Hermandades un fiel instrumento evangelizador en la Iglesia de hoy.
4. ¿Sabe la Iglesia aprovechar el poder de atracción de las hermandades?
En general, no. En mi modesta opinión, hay tres tipos de curas con respecto a las hermandades: en el grupo uno estarían los "capilloides", que serían aquellos que se sitúan en una hermandad como uno más, sin ninguna capacidad crítica, cayendo en los mismos errores que el resto. En un segundo grupo estarían los "capillicidas", aquellos que consideran que las Hermandades son un engendro del demonio a las que habría que arrasar de la faz de la tierra; evidentemente son incapaces de ver el tremendo potencial que hay en ellas. Un tercer grupo estaría compuesto por los "capicentrados", aquellos que, sin ser unos forofos de las hermandades, son conscientes de que ellas son un grupo más dentro de la Iglesia a los que hay que prestarles la misma atención que al resto de áreas pastorales. Y es precisamente la jerarquía eclesiástica la que tiene que entonar el "mea culpa", puesto que, desde mi punto de vista, si las hermandades están en la situación en que están es, en gran medida aunque no sólo, porque no han tenido el suficiente apoyo ni atención por parte de los miembros del clero. Y hemos de reconocer que en las Hermandades hay mucho por hacer, pero también hay mucho que aprovechar. Y eso sólo lo conseguiremos si los curas somos los primeros que nos "pringamos".
5. ¿Por qué las hermandades llenan sus filas de nazarenos y costaleros y las iglesias están vacías?
Creo que las Hermandades participan del mismo carácter de secularización que envuelve a la sociedad. Nuestra sociedad es una sociedad sociológicamente "cristiana", pero no posee la formación ni el grado de compromiso suficiente que la fe conlleva, de ahí que el hecho de la pertenencia a una Hermandad, o la salida en un desfile procesional, no suponga, como debería ser en coherencia, ni la pertenencia a la comunidad eclesial ni la participación activa en la vida de un parroquia (entiéndase eucaristía dominical o catequesis). Es por esto que la gente vea perfectamente "normal" la vinculación afectiva a una determinada imagen, la participación en una procesión e, incluso el compromiso en una Junta de Gobierno, sin que por eso tenga que sentirse miembro activo y practicante de una Parroquia. Cosa que, desde mi punto de vista, es una incoherencia, pero sería necesaria mucha formación para que la gente entendiera este aspecto.
6. Hay sectores de la Iglesia que se sienten atacados. ¿Las hermandades también? ¿Por quién?
¿Atacados? ¡¿Por quién?! Los períodos de dificultad siempre han sido los más prolíficos en la historia de la Iglesia. Y es cierto que la secularización actual de la sociedad supone un reto, pero ante el que no debemos acobardarnos ni acomplejarnos, sino todo lo contrario. Crecernos y, desde el diálogo, la oración y la comprensión mutua, ser capaces de responder a lo que la sociedad actual pide de la Iglesia. Ante las innumerables críticas que la Iglesia, y por ende las Hermandades, recibe desde muchos ámbitos, deberíamos reflexionar sobre la parte de culpa que a nosotros nos corresponde y la parte de verdad que esas críticas tienen, lo cual, en un sano ejercicio de examen de conciencia cuaresmal, podría ayudarnos a purificarnos de muchos lastres históricos que han ido relentizando el anuncio del Evangelio, que es nuestra principal tarea. ¡No tengáis miedo!, como acertadamente nos pedía Juan Pablo II, y yo añadiría está frase tan cuaresmal: ¡Convertíos y creed en el Evangelio!
7. ¿La crisis afecta a las hermandades? ¿Cómo?
Extraño sería que no les afectara. Y eso lo veremos en los adornos florales, colectas y otros aspectos. Pero también me gustaría que la crisis se notara en las Hermandades viendo cómo se aumenta el presupuesto dedicado a caridad, cómo proliferan los actos solidarios, cómo aumenta la preocupación por los hermanos en dificultades. En definitiva, ver cómo la Hermandad se hace "hermana" de tantos casos como se atienden en cáritas.
8. ¿Las hermandades pueden hacer algo ante la crisis?
Aparte de lo contestado ya en la pregunta anterior, sí le pediría a las Hermandades austeridad. Muchos ciudadanos no entenderían que mientras sus familias están pasando estrecheces las Cofradías hagan ostentación. Con un poco de imaginación, una Cofradía puede ponerse en la calle de manera digna sin excesivos derroches.
9. ¿Crees que debería cambiar algo de la Semana Santa?
Considerando que las procesiones, en un principio, suponían una catequesis visual en una época en que la mayoría de la gente no sabía leer, y dado que hoy el nivel catequético de quienes presencian las cofradías es bastante escaso, me gustaría proponer un cambio en los días de salida de las diferentes Hermandades, amoldando los diferentes misterios que procesionan a un orden cronológico. Soy consciente de que lo que estoy pidiendo es casi utópico, pero mirando la utlidad pastoral creo que sería enormemente provechoso. Se trata de amoldar las Hermandades que salen a un orden cronológico conforme al relato de la Pasión presente en los evangelios. Resulta algo curioso ver a Cristo cargando con la cruz al día siguiente de haberlo visto descolgándolo de la cruz.
10. Díganos algo que quiera añadir y no le hayamos preguntado.
Me gustaría animar al Consejo de hermandades a servir como cohesionador de las diferentes Hermandades de nuestra ciudad de Carmona, a proponer actividades conjuntas, a ir creando espacios de diálogo que hagan potenciar y mejorar la labor que las hermandades prestan, a favorecer el diálogo y colaboración mutua entre las diferentes hermandades y los sacerdotes de Carmona. Las Hermandades de nuestra ciudad son un medio eclesial con un gran potencial, es mucho lo que ellas pueden aportar a la Iglesia en Carmona, y todos (Hermandades, clero, comunidades parroquiales) somos responsables de anunciar el evangelio a nuestros conciudadanos. ¡Juntos podemos! Es hora de la unidad, no de las disputas. ¡Que todos seamos uno, para que el mundo crea!

No hay comentarios:

Publicar un comentario